Si las series de
televisión juegan con algo más que ningún otro medio es con el apego. Lo sé, sé
que hay miles de personajes de literatura, cine o videojuegos maravillosos, pero significativamente no pueden competir en tu corazón con series que
pueden estar en tu vida durante años, ocupando tu tiempo y espacio, llenando tus
buenos y malos momentos, cada semana (ahora con Netflix ni eso). Verás a los
personajes crecer, evolucionar, conocerás sus debilidades y sus fortalezas, se
superarán, caerán, y tú estarás ahí, y ellos estarán contigo. En las series
corales que se llevan con maestría, el sentimiento de camaradería puede ser tan
profundo, que a lo largo de la emisión de las temporadas llegan a convertirse en verdaderos grupos cerrados. Tendrás que ser del club para pillar todos los chistes internos, ser uno de los nuestros para captar cada detalle, y ese grado de sofisticación, lejos de convertirse en
un problema, lleva a sus fans a sentirse parte de algo más grande.
Además puede que
seas incondicional de alguna serie de la que cuando te preguntan la clásica ¿y
de qué va? no sabes qué responder. Porque la serie, como ya nos contaba el
maravilloso George Costanza en la tan adelantada a su tiempo Seindfeld, va
sobre NADA.Y una serie que va sobre nada, y seguro que conocéis más de una, vive
de tu cariño, se nutre del sentimiento de equipo, y todo lo demás va a dar
bastante igual.
Y entonces un personaje se va, o se acaba la serie, y el vacío que te deja en el pecho es infinito. Para aliviar esa
pena, y mantenernos agarrados, surgió el formato spin off, en el que el personaje
o personajes agraciados, tal y como los conocíamos, se hacen dueños de su
propia historia y continúan su camino añadiendo un fresco comienzo y
manteniendo una dulce conexión con su vida anterior (emoción absoluta cuando
sale a relucir). Hemos visto muchos ejemplos de ello, recuerden el éxito
de Frasier tras dejar atrás sus días en Cheers, o el batacazo de Joey tras
Friends. Ahora mismo tenemos hasta un spin off versión precuela de Breaking Bad
en Better call Saul (estoy deseando escribir sobre ella), con un resultado
bastante sobresaliente.
Sin embargo, a pesar de lo versátil que puede ser el spin off, constantemente aparecen nuevas formas de mantener tus lazos con esa ficción que ya te ha conquistado. Así hemos visto surgir nuevas series con protagonistas que, si bien no son personajes de otros programas, se parecen sospechosamente a ellos. Son reconocibles, son reconfortantes y te hacen sentir como en casa. Y de eso irá una nueva sección del blog, “Tu personaje me suena”, en la que iré hilvanando teorías conspiratorias absurdas, porque me encanta reliarme en tonterías y porque realmente quiero a los de mi equipo, así que nunca dejaré que vayan.
Sin embargo, a pesar de lo versátil que puede ser el spin off, constantemente aparecen nuevas formas de mantener tus lazos con esa ficción que ya te ha conquistado. Así hemos visto surgir nuevas series con protagonistas que, si bien no son personajes de otros programas, se parecen sospechosamente a ellos. Son reconocibles, son reconfortantes y te hacen sentir como en casa. Y de eso irá una nueva sección del blog, “Tu personaje me suena”, en la que iré hilvanando teorías conspiratorias absurdas, porque me encanta reliarme en tonterías y porque realmente quiero a los de mi equipo, así que nunca dejaré que vayan.